jueves, 4 de abril de 2013

LO QUE YO VEO


Mientras caminamos este mundo, nos encontramos a cada paso una nueva pregunta sin respuesta. La tomamos, como a otras tantas y la arrojamos al saco que llevamos sobre la espalda. Y así transcurre nuestro peregrinar, cada día más pesado.

Se nos aletarga el sentimiento y los pies se enredan entre sus propios pasos, mientras nos seguimos haciendo preguntas que ya no caben en el saco. La vida es un regalo que pocos saben apreciar y la desperdician sin necesidad. Se conforman con andar sobre seguro, pisando huellas ajenas, sin darse la oportunidad de construir su propio sendero. Cuando aquí llegamos, nada tenemos que buscar. Tenemos una brújula invisible que nos guía, si le permitimos guiar.

Y no se trata de dejar nuestra misión en manos invisibles, se trata de entender que debemos abrirnos camino, escuchando el canto de los ángeles, dejándonos arrullar por la brisa tibia de los suspiros eternos. Se trata de inventar colores con los amaneceres y ver reflejos de luna en los ojos del niño que dejamos dormido en el firmamento. Lo que yo veo, no está aún dibujado en este lienzo. Lo que yo veo es el recuerdo que trae mi alma, de espacios lejanos tejidos en dulce trama.

Mientras recorro el sendero tratando de llegar a ti, abre tu alma y confía en mi, pues tu y yo que desde el antes venimos, en un parpadear pronto de aquí saldremos. Camina conmigo y deja el saco a un lado, que las preguntas al fin vuelen libres y se eleven al terciopelo de la noche inmensa, y en diamantes eternos encuentren las respuestas. Y los diamantes alumbrarán tus pasos mientras tu sentimiento despierta del letargo.

Malú

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