jueves, 31 de octubre de 2013

INCOHERENCIA

Con cada latido de mi dulce corazón, siento como me alejo de la superficie sólida que pretende atraparme. Es el sueño, ilusión de muchos que con los siglos se unieron y dieron aprobación a este evento de la perdida de sus bienes, los bienes que no son de este mundo y que han regalado sin garantía ni condición.

Permitieron que invadieran sus sentidos, que tomaran el control de sus vidas; sin resistencia alguna se dejaron despojar mientras en sus rostros sólo una mueca deforme desdibujaba su Realidad. Perdieron el Conocimiento, su entendimiento fue nublado por promesas sin sentido que aceptaron sin saber que firmaban aquel  libro, y su rubrica era el compromiso de hacer sin objetar.

Como pequeños soldados, marchan sin titubear tras las hipnóticas notas hacia la corte marcial. Aún no entienden, siguen alegres a pesar de la deshonra, a pesar de lo humillante que es vivir en oscuridad. Y mientras, las nubes grises siguen su ronda habitual,  nublando con alegría las mentes, de Dios vacías y plenas de  ociosidad.

Dulce corazón mío, que incoherente es la vida cuando es otro el que nos guía y nos dejamos guiar. Perdemos el ritmo y la vía al no entender que tus latidos, acompasados, eternos, individuales, perfectos, son la clave del avance, la existencia individual. Y no se trata de ir solos, tienes que evolucionar, pues para ayudar a otros, debes ver la Realidad.






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